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martes, 5 de mayo de 2015

Entrevista a Oihan Ataun

Traemos a ustedes, desde las páginas de Naiz, este testimonio por parte de una víctima del terrorismo de estado español:


Oihan Ataun, Juzgado en Madrid junto a otros nueve jóvenes de Iruñerria | Oihan Ataun es uno de los 10 jóvenes juzgados desde ayer en Madrid. Acusado de pertenencia a Segi, piden para cada uno de ellos una condena de 10 años de prisión. Ayer, durante la primera jornada del juicio, los encausados recordaron los malos tratos y torturas sufridas durante el periodo de incomunicación.

@aagirrezabal

¿Cómo fueron las horas previas al juicio?

Para las 09:00 debíamos estar en la Audiencia Nacional española, nos hemos empezado a juntar. Entonces han traído a los compañeros que siguen en prisión (Iñaki Marin, Ibai Azkona e Iker Araguas) entre gritos de ánimo de los que nos habíamos juntado. Tras ello hemos entrado y los abogados nos comentaron que el juez no permitía las camisetas de Libre y que si lo hacíamos suspendería la vista.

¿Cuál era el motivo?

Se escudó en que iba contra el orden público. Al final decidimos que cinco entraran con la camiseta dada la vuelta, mientras que otros dos no lo han hecho. El fiscal, por su parte, aseguró que si para hoy no cambian y entran sin esa camiseta, pedirá la prisión preventiva.

La situación de tres encausados es especial, ya que acuden al juicio estando en prisión.

Al principio estaban en la pecera y cuando iba a comenzar el juicio los pusieron delante de nosotros y ahí hemos podido hablar con ellos. Del mismo modo, comentar que el padre de otro preso al entrar en la sala los ha saludado puño en alto y lo expulsaron inmediatamente de la sala «por realizar gestos reivindicativos». La actitud fue esta desde un primer instante.

Con el juicio comenzado, las pruebas se centran en las autoinculpaciones realizadas bajo régimen de incomunicación.

Sí. Hay identificaciones previas, material que incautaron en los registros pero que es material  con propaganda política que cualquiera puede conseguir de manera pública. Después, las pruebas principales conseguidas bajo tortura. 

La inculpación a otros compañeros también formó parte de ese periodo de incomunicación. Iñaki Marin relató que le obligaron a firmar una declaración donde aparecía tu nombre y el de Mikel Beunza. En su caso también debió firmar esas inculpaciones.

En mi caso su objetivo era que firmase mi autoinculpación y conseguir nombres de otros. Para ello me amenazaban,  tanto con hacerme cosas a mi como a mi familia, me asfixiaron con la bolsa, me forzaron a realizar ejercicio físico y a estar en posturas agotadoras.

Ayer escuchamos los testimonios durante el juicio.

Se vivieron momentos muy duros. Tanto Iker Araguas como Iñaki Marin y como yo tuvimos que parar nuestras declaraciones. Recordar aquellos días no es fácil.

Y entre hoy y mañana declaran los agentes que participaron en las detenciones.

Así es, no sé si deberemos escucharles, trataremos de no hacerlo. A lo vivido hoy se añadir lo que han supuesto estos siete años, que ya son un castigo. Es imposible llevar una vida normal. Te condiciona. Solo puedes mirar a corto plazo. No puedes pensar en una vivienda, en tener hijos, en estudiar. Además del día a día, que hemos tenido que ir a firmar cada lunes. Si además, ahora nos condenan a 10 años serían 17 años, ya que lo vivido hasta ahora se suma a la condena. Es una situación muy grave. Ante ello, queremos agradecer el apoyo recibido durante estas últimas semanas, que hace mucho más llevadero todo este proceso.






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