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lunes, 4 de febrero de 2019

Entrevista a Arantxa Echevarría

Deia ha publicado esta entrevista a la recientemente galardonada directora de cine vasca Arantxa Echeverría:


Como estaba cantado, la bilbaina Arantxa Echevarría ganó el Goya a la mejor dirección novel por su historia de amor entre dos gitanas que se atreven a romper tabúes

Nekane Lauzirika

“Dedico este premio a los que no pueden ponerse en la piel de las minorías, a los que creen que no es necesaria una ley de violencia de género, ni que los colectivos LGTBI deben tener apoyo o el cambio de sexo entrar en la sanidad publica”, subrayó, tirando de sorna, la cineasta bilbaina Arantxa Echevarría, al recibir el domingo su Goya como mejor directora novel por su primer film Carmen y Lola.Satisfecha, emocionada y muy feliz, la cineasta vasca habla con DEIA, de vuelta de Sevilla a Madrid, tras la 33 gala de la Academia del Cine donde fue galardonada, junto a otros cuatro vascos, por su buen hacer cinematográfico. “Estoy muy contenta porque también se llevó otro Goya Carolina Yuste que es una maravillosa actriz; es como un doble de la película que emociona mucho”, reconoce.

¿Por qué eligió una historia de lesbianas, y además gitanas, para su primer largometraje?

-Por una noticia que leí en el periódico hace ya ocho o diez años sobre la boda de dos jóvenes gitanas; me rompió un poco el corazón por la foto que había de ellas ilustrando la noticia. Era una imagen de las dos mujeres de espaldas a las que no se las podía ver el rostro, además con lo peor que les podía pasar a un gitano.

¿Qué?

- Que nadie de sus familias habían ido a celebrar con ellas la boda. Me quedé muy tocada con esa historia Esa pareja, que se conocía de toda la vida, tuvo que esperar más de cuatro años para dar ese paso. Me imaginé cómo había sido ese amor de las dos chicas. Ese fue el germen del film.

¿Cree que este premio a ‘Carmen y Lola’ ayudará a que se normalice la situación de las parejas lesbianas en general, y de las gitanas en particular?

-Lo que espero es que con este premio la película vuelva a muchos sitios y que un gran número de personas puedan verla en los cines. No se trata de normalizar entre la ciudadanía a las parejas lesbianas, sino de que el amor se normalice. Da igual la cultura, el color, el sexo, la raza, el amor lo vence todo. Por eso la película de lo que habla es de la diversidad, de la diferencia.

¿Por qué optó por actores no profesionales para su primer trabajo?

-Me hubiera parecido falsear la realidad no haberlo hecho, porque no hay actores gitanos sobre todo de edades 15 y 16 años; pensé que elegir a actores no profesionales era una de las formas de hacer la historia más real; es muy complicado trabajar con gente que no se dedica a ello, pero cuando llegas a un grado de amistad y de entrega, como ocurrió en Carmen y Lola, es una gozada.

Por lo general las personas diferentes se sienten solas, marginadas, excluidas, discriminadas.

-Sí. La diferencia margina. Sin embargo, para mi las gentes distintas son esas grandes personas que han cambiado la historia.

¿Le gusta el cine social? ¿Se ha decantado por él?

-A mi, más que gustar me parece necesario. Campeones, la película ganadora de Javier Fesser, la más taquillera del año pasado con casi tres millones de espectadores, es una cinta social. La gente tiene que cambiar el chip, porque no todo el cine social es necesariamente aburrido y un auténtico dramón. La cinematografía comprometida implica que en cuanto ves una película te des cuenta de la realidad que está ocurriendo. Unas veces hay que denunciarla, otras retrartarla, fotografiarla y contarla. Creo que el cine social es muy importante y también divertido; además, hay muchas cintas de esta categoría que son muy, muy chistosas.

Dicen que la gala presentada por Andreu Buenafuente y Silvia Abril salió redonda. ¿Lo cree así?

-Tengo que reconocer que no la vi; estuve tan nerviosa que se me escapaba todo. Más o menos permanecí tranquila hasta la actuación de Rosalía que me pareció apabullante, increíble. Me dejó emocionadísima y trastocada con los pelos de punta al versionar junto al Cor Jove del Orfeó Catalá y el Guincho Me quedo contigo, de los Chunguitos, un tema de Deprisa, deprisa, el film quinqui de Carlos Saura. Pero, en general, la gala me pareció muy divertida. Luego, cuando me dieron el premio, no volví a ella; me metí por detrás con las fotos, la prensa y no me enteré de nada. Estaba en otro mundo. ¡Fíjate que también estábamos nominados a la mejor película y no oí cuando dieron el nombre de la ganadora! Estaba felizmente instalada en una nube.

¿La dedicación de su premio tiró con sorna contra los políticos?

-No contra los políticos, sino contra cualquier persona que piense que estos pasitos dados y que nos han costado tanto conseguir, como la ley de violencia, la despenalización del aborto voluntario, el matrimonio entre personas del mismo sexo -libertades que, por otro lado, tampoco son nada de otro mundo- hay que modificarlos a la baja. Porque todavía nos queda mucho camino por recorrer hacia una sociedad más igualitaria, justa y democrática. Al hablar de esto me acuerdo de mi madre, de esa generación de mujeres, amas de casa, que nunca tuvieron la oportunidad de desarrollar un trabajo fuera de ella, que para disponer de una cuenta corriente propia en una entidad bancaria debía de disponer del permiso de su marido; que tampoco podían cobrar una herencia por el hecho de ser mujer. No podemos dar ni un paso atrás en la demanda de nuestras justas reivindicaciones.

¿Cree que el posmachismo quiere reducir los derechos de las mujeres e invisibilizar las desigualdades?

-Las libertades que hemos conseguido, con mucho esfuerzo y sufrimiento, las estamos perdiendo; no puedo callarme ni permitirme que retrocedamos. Los pensionistas, la gente mayor están saliendo todas las semanas a luchar por nuestros derechos. Alzan su voz por la igualdad de oportunidades, por unas pensiones dignas; es una obligación de todos y de todas. Yo soy feminista, pero no sin los hombres. Las mujeres solo pedimos igualdad de oportunidades y los hombres se tienen que involucrar en esta lucha.

¿En que proyectos se va a embarcar tras este premio? ¿Rodaría en Euskadi?

-Estoy preparando otra película. ¡A ver qué tal! Pero no te puedo decir nada hasta que no esté firmado el proyecto y demos el paso definitivo, pero también tendrá temática social; investigaré en aspectos por los que siento curiosidad. Lo que quiero decir es que me alegro mucho de que el cine vasco vuelva a triunfar en los Goya. Me llenó de satisfaccion el triunfo de Handia, Loreak y me siento orgullosa con todo lo vasco, porque me identifico con mi tierra. Tengo espíritu vasco, no puedo ni quiero evitar ser vasca. Y aunque Carmen y Lola haya sido rodada en Madrid y su temática sea de gitanos, tiene todo el espíritu vasco corriendo por las venas.






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